¿Qué es un nevus melanocítico o lunar?
Los nevus melanocíticos, comúnmente llamados “lunares”, son lesiones muy frecuentes en los humanos de raza blanca (la mayoría de los adultos tienen alrededor de 20 nevus). Se aprecian como pequeñas manchas pigmentadas y están constituidas por acúmulos de células névicas cargadas de melanina. En la raza negra o en individuos con fototipos altos (piel oscura), son menos frecuentes.
Los lunares pueden estar presentes desde el nacimiento (nevus congénitos), o ir a apareciendo a lo largo de nuestra vida (nevus adquiridos). Por lo general es frecuente que el número de lunares se incremente durante la pubertad, siendo infrecuente su aparición una vez pasados los 35 años de edad.
¿Cuándo debo hacerme una revisión de lunares?
Se recomienda hacer una revisión anual de los lunares en los pacientes que cumplan alguno de los siguientes criterios:
- Antecedentes personales de melanoma.
- Antecedentes de familiar de primer grado que haya padecido un melanoma.
- Pacientes con fototipo claro (personas con ojos claros, pelo rubio o pelirrojo, piel cara con muchas pecas y tendencia a quemarse, etc).
- Pacientes inmunodeprimidos (pacientes trasplantados renales por ejemplo).
- Pacientes con más de 100 lunares o más de 5 displásicos.
- Quemaduras frecuentes antes haber cumplido 18 años.
¿Debemos tener algún cuidado especial con los lunares de nacimiento (nevus melanocíticos congénitos)?
Los nevus melanocíticos congénitos están presentes entre el 1 y el 3% de los recién nacidos. Se clasifican según su tamaño en: pequeños (menos de 1,5cm), medianos (1,5cm-20cm) y gigantes (más de 20cm). El riesgo de malignización se incrementa cuanto más grande sea el lunar, de ahí la importancia de esta clasificación. Los más frecuentes sin duda son los nevus melanocíticos congénitos pequeños y medianos y el riesgo de desarrollar un melanoma sobre estas lesiones es menor del 1% y de ocurrir, esto tendría lugar en la edad adulta.
Con respecto a tapar estos lunares del sol (algo que nos preguntan muy frecuentemente nuestros pacientes en consulta), comentar que no es necesario llevar a cabo ninguna medida especial, simplemente protegerlo del sol mediante el uso de un fotoprotector, al igual que el resto de la piel.
¿Qué es un melanoma?
El melanoma es un tumor maligno de los melanocitos. Representa tan sólo el 3% del total de los cánceres de piel, sin embargo más del 70% de los fallecimientos por cáncer de piel son debidos al melanoma, lo cual nos da una idea de su agresividad. Sin embargo, si somos capaces de diagnosticar el melanoma en las etapas iniciales, la supervivencia es superior al 90%.
La incidencia de melanoma ha aumentado de forma alarmante en nuestra sociedad, en buena medida por el hábito de tomar el sol y la exposición a la radiación ultravioleta (UVA y UVB).
El melanoma se desarrolla “de novo” en el 75% de los casos y en el 25% se desarrolla sobre un lunar preexistente. Los signos que nos deben llamar la atención es toda lesión pigmentada que aumente de tamaño, cambie de color o de forma. Estos signos vienen recogidos en la regla “ABCDE”:
A: Asimetría. Al dividir el lunar por una línea imaginaria, ambos lados son totalmente diferentes.
B: Bordes. Si presentan o desarrollan bordes irregulares.
C: Color. Si no presenta un color uniforme. En los melanomas es frecuente apreciar varias tonalidades diferentes en el mismo lunar (negro, azulado o marrón).
D: Diámetro. Se considera que los lunares de más de 6mm de diámetro presentan un mayor riesgo.
E: Evolución. Si hay un cambio de tamaño rápidamente o el lunar empieza a doler o sangrar.
Ante cualquier cambio que apreciemos en alguno de nuestros lunares, o la aparición en nuestra piel de una lesión nueva que esté aumentando de tamaño, debemos solicitar la valoración de un dermatólogo.
¿Qué tipos de melanoma existen?
Diferenciamos principalmente 4 tipos de melanoma:
- Melanoma de extensión superficial: Es la forma más frecuente de melanoma (70% de los casos). Puede localizarse en cualquier parte del cuerpo, siendo más frecuente en tronco en hombres y en las piernas en mujeres.
- Melanoma nodular: Es el segundo tipo de melanoma más frecuente tras el de extensión superficial y es la variante más agresiva. Clínicamente suele manifestarse como un nódulo de tonalidad negruzca que crece rápidamente y presenta tendencia al sangrado.
- Lentigo maligno melanoma: Aparece en áreas expuestas (cara y escote), en personas mayores. Es una forma de buen pronóstico ya que aumenta de tamaño lentamente.
- Melanoma lentiginoso acral: Es el tipo menos frecuente en la raza blanca, pero es la forma más frecuente de melanoma en personas de raza negra y asiática. Esta forma se localiza en palmas, plantas y región periungueal.
¿Cómo se diagnostica un melanoma?
Además de un correcto examen clínico, una herramienta de excelente utilidad es la dermatoscopia digital. La dermatoscopia consiste en visualizar las lesiones pigmentadas a gran aumento, permitiendo distinguir una serie de estructuras que serían imposibles de apreciar a simple vista. La dermatoscopia digital consiste en tomar imágenes por ordenador de los lunares, lo cual hace posible realizar controles periódicos y apreciar cualquier mínimo cambio que pueda estar teniendo lugar. Gracias al dermatoscopio podemos diferenciar muchas veces entre una lesión benigna o maligna.
La dermatoscopia digital es efectiva en la detección precoz de melanoma en pacientes de alto riesgo y evita extirpaciones innecesarias.
¿Cómo podemos prevenir el melanoma?
- Evitar la exposición prolongada al sol.
- Evitar la exposición al sol en las horas centrales del día (de 12:00 a 17:00 horas).
- Aplicar un protector solar, preferiblemente con un factor de protección de 50 y aplicándonos de nuevo cada 2 horas.
- Realizar autoexploraciones de nuestros lunares. Cualquier lunar que nos parezca sospechoso debería ser evaluado por un dermatólogo.