
La cicatrización es un proceso biológico encaminado a la reparación correcta de las heridas. Este proceso de cicatrización puede verse afectado por diversos factores (infecciones, presencia de cuerpo extraño, insuficiencia venosa, tabaco, diabetes mellitus, etc).
Las cicatrices queloides son lesiones producidas por un crecimiento exagerado del tejido cicatricial en el lugar de una lesión cutánea (ya sea incisión quirúrgica, sitio de vacunación, quemadura, piercing o acné). Las cicatrices queloides no sólo representan un problema estético, sino que pueden llegar a limitar la movilidad de las manos o los pies.
La causa es desconocida, aunque existen hipótesis que apuntan hacia una sobreexpresión de factores de crecimiento (TGF-β, VEGF) y una subexpresión de genes relacionados con la apoptosis (proceso de muerte celular programada).
Las localizaciones más frecuentes son la zona superior de la espalda y la región preesternal. El lóbulo de la oreja es también una localización frecuente tras la colocación de pendientes. Asimismo, también son más frecuentes en la raza negra y antes de los 40 años de edad.
El diagnóstico suele ser clínico y el antecedente traumático previo en la zona casi siempre está presente (aunque también hay casos de cicatrices queloides sin antecedentes de lesión alguna).
En cuanto al tratamiento se ha descrito un 70% de respuesta al tratamiento con corticoides intralesionales. Esta intervención se puede repetir mensualmente hasta lograr el resultado deseado. El tratamiento con corticoides intralesionales debe ser llevado a cabo por dermatólogos ya que hay que tener cuidado de no inyectar por debajo de la lesión, o podemos causar una lipoatrofia, hipopigmentación y telangiectasias superficiales.
El tratamiento quirúrgico en exclusividad presenta unos altos índices de recurrencia (del 45 al 100%), por lo que siempre debe combinarse con corticoides intralesiones, radioterapia, u otras opciones terapéuticas.
Las láminas y geles de silicona se usan más para la prevención que para el tratamiento de las cicatrices queloides. Algunos ensayos clínicos muestran que pueden reducir la incidencia de cicatrices queloides pero son ensayos de escasa calidad y susceptibles de sesgo. Los geles y láminas de silicona serían especialmente útiles para mejorar aspectos de la cicatriz tales como el color, picor, eritema (rojez), dolor y altura de las cicatrices.
El uso tópico de una crema que contenga Imiquimod puede resultar beneficioso tras la intervención quirúrgica, reduciendo la tasa de recurrencias. Sin embargo, la evidencia científica disponible al respecto es limitada y se aconseja un tratamiento prolongado.
Con respecto al tratamiento con láser, dependiendo del tipo de cicatriz y de la fase de maduración en la que se encuentre, puede ser necesario un láser determinado, con una longitud de onda y un modo adaptado a las necesidades del tipo de cicatriz que posea el paciente. Especialmente útil resulta el tratamiento con láser de colorante pulsado y láser de Neodimio-Yag para la corrección de cicatrices rojas inmaduras, mejorando la textura superficial de las cicatrices, el enrojecimiento, las telangiectasias superficiales o la hiperpigmentación residual.
En el caso de cicatrices maduras, puede ser necesario el uso de láseres ablativos (láser de CO2), también disponible en nuestra consulta y cuyo modo de actuación consiste en ir produciendo la abrasión de capas muy finas de la cicatriz hasta conseguir que se aplane y quede a nivel del resto de la superficie cutánea. Para llevar a cabo este procedimiento se requiere de anestesia local, para que así el paciente no presente dolor mientras lo llevamos a cabo. La terapia combinada con láser junto con corticoides intralesiones y/o fluorouracilo es superior a cada una de ellas por separado.
La radioterapia es especialmente eficaz para prevenir la recurrencia tras la cirugía de las cicatrices queloides. Sin embargo, existen riesgos de sobra conocidos a largo plazo con el uso de la radioterapia. Además, la localización en el tórax, las cicatrices de gran tamaño o la etiología (secundarias a quemaduras), son factores que predicen una respuesta menos favorable a la radioterapia.
Otras opciones terapéuticas que han demostrado utilidad son el interferon α intralesional, el verapamilo intralesional y el fluorouracilo intralesional (contraindicado en mujeres jóvenes con posibilidad de embarazo y edad inferior a 18 años).
En conclusión, el tratamiento de las cicatrices queloides supone todo un reto terapéutico. Sin embargo, existen varias opciones terapéuticas que pueden mejorar bastante el aspecto cosmético de dichas cicatrices. Si usted presenta alguna cicatriz de la que desea mejorar su aspecto, no dude en ponerse en contacto con nosotros.