El melasma se caracteriza por una pigmentación difusa en mejillas, región frontal, labio superior y mentón que afecta mayoritariamente a mujeres entre la tercera y cuarta décadas de la vida. En la etiología del melasma juega un papel fundamental la radiación ultravioleta (exposición solar) y la influencia hormonal. De hecho, la pigmentación suele iniciarse en el embarazo, con el uso de anticonceptivos orales o después de la exposición solar (por ejemplo durante el verano o después del mismo).
El diagnóstico es fundamentalmente clínico, pero la luz de Wood (luz con una longitud de onda entre 320 y 400nm, que penetra hasta la dermis), nos va a ayudar en el diagnóstico y nos va a permitir diferenciar entre melasma epidérmico (donde la melanina está aumentada principalmente en la epidermis y responde mejor al tratamiento al ser más superficial) o melasma dérmico (hay muchos melanófagos a lo largo de toda la dermis y responde peor al tratamiento). El pigmento se intensifica con la luz de Wood en el melasma epidérmico, no así en el dérmico. Asimismo, también existe el melasma mixto, donde coexisten rasgos de los dos tipos anteriores.
En cuanto al tratamiento resultado fundamental la fotoprotección estricta. Es necesario insistir en que si no se realiza una adecuada protección solar no va a servir el tratamiento que realicemos. Además de la protección solar en una primera línea de tratamiento encontraríamos los despigmentantes tópicos (ácido azelaico, ácido kójico, tretinoína ,o el uso de diferentes fórmulas magistrales que combinen ácido retinoico e hidroquinona). En una segunda línea de tratamiento estarían los peeling de ácido glicólico que se pueden repetir mensualmente. Los peeling de ácido glicólico adelgazan la capa córnea de la epidermis facilitando así la acción de los despigmentantes y aumentado el recambio de queratinocitos y melanocitos.
En una tercera línea estaría el tratamiento con láser ya que recientemente han aparecido varios estudios que muestran efectividad con el uso de láseres fraccionados. Hay que tener en cuenta que cualquier procedimiento que realicemos sobre la piel que la irrite, puede hacer que empeore el melasma, por lo que hay que ser muy cauto y en caso de emplear el láser debe ser a baja potencia. De todas formas nos gustaría destacar que el láser no es la primera opción terapéutica en esta patología y que la fotoprotección, los despigmentantes tópicos y los peeling de ácido glicólico, continúan siendo la piedra angular del tratamiento del melasma.
En nuestra consulta hemos tratado a multitud de pacientes con este problema y tenemos un tratamiento bastante estandarizado con el que hemos obtenido resultados muy satisfactorios.