Rosácea

La rosácea es una enfermedad inflamatoria de la piel que se expresa clínicamente con eritema (rojez) en región facial así como pápulas, pústulas (“granos”), telangiectasias (pequeños vasos capilares dilatados en nariz y mejillas), sensación de picor y ardor en la piel y que puede incluso llegar a producir blefaritis (afectación del borde del párpado). Es un trastorno muy frecuente, especialmente en nuestro entorno, que afecta a más del 15% de la población. Si no se lleva a cabo un tratamiento frente a la rosácea, tiende a empeorar lenta y progresivamente.

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Con respecto a las causas que originan la rosácea, se sabe que intervienen en su patogenia diferentes tipos de microorganismos (Demodex folliculorum, Helicobacter pylori y propionibacterium acnes). El demodex folliculorum es un parásito que se encuentra de forma natural en la mayoría de los adultos sanos, pero que en los pacientes con rosácea y dermatitis seborreica se encuentra en un número mayor al habitual, provocando bloqueo de los folículos y conductos sebáceos y desencadenando la respuesta inflamatoria que da lugar a la rosácea.

Es bien conocido que en la rosácea se producen alteraciones en la vascularización sanguínea de la cara, produciéndose una vasodilatación que es lo que da lugar a la “cara roja” y sensación de calor. El alcohol, las comidas picantes y/o las bebidas calientes pueden afectar a este fenómeno vascular, empeorando la rosácea.  La mayoría de los pacientes con rosácea también empeoran con la exposición al sol.

El tratamiento clásico de esta enfermedad consiste en ácido azelaico o metronidazol de forma tópica. También puede ser útil el uso de antibióticos orales o isotretinoina (en dosis menores a las usadas en acné). Cuando el paciente presenta telangiectasias abundantes en región facial (vasos sanguíneos), es de especial utilidad el uso de láser de colorante pulsado para eliminar dichos vasos.

Recientemente también han salido al mercado nuevos tratamientos tópicos para la rosácea, entre los que destaca la brimonidina tópica, que actúa produciendo una vasoconstricción de los vasos dilatados y disminuyendo mucho la rojez durante las 12 horas posteriores a la aplicación. Asimismo, también disponemos desde hace poco de la ivermectina tópica, que actuaría contra el parásito Demodex, que como hemos comentado antes es uno de los principales causantes de la rosácea.

En nuestra consulta estudiamos a cada paciente en particular y elegimos el tratamiento que mejor se ajusta a las características de sus lesiones. No sólo pautamos un tratamiento sino que también realizamos una serie de recomendaciones con respecto al cuidado de su piel y al uso de cosméticos. En caso de presentar muchas telangiectasias, ponemos a disposición de los pacientes el láser de colorante pulsado, que produce una desaparición completa de esos pequeños vasos en 2 ó 3 sesiones, mejorando mucho el aspecto general de la piel y eliminando la rojez.

 

Información ampliada sobre el tratamiento con láser de la rosácea.